sábado, 8 de noviembre de 2008

TELETRABAJO

El teletrabajo, en poco tiempo, se ha convertido en una opción más de desarrollo laboral y hay muchas personas dispuestas trabajar desde oficina virtuales instaladas en sus propias casas
Si, pero miremos más allá.
Vale la pena, entonces, dar una mirada a la manera en que esta nueva modalidad de trabajo influye en las relaciones entre hombres y mujeres para determinar en la relación entre los géneros dentro del hogar si las pautas culturales que tanto determinan los roles que nosotras y ellos (hombres y mujeres) desempeñamos en la sociedad, también ejercen su influencia a la hora de desarrollar tareas en un campo donde las habilidades técnicas y los conocimientos específicos no deberían dejar lugar a la discriminación de género.
¿También una brecha digital de género?
El mundo del trabajo también está marcado por las relaciones de poder que existen en la sociedad. Reconocer esto implica tomar conciencia de las relaciones de poder desiguales entre hombres y mujeres, norte y sur, ámbito urbano y ámbito rural, conectados y no conectados - en comunidades locales, países soberanos y en la escala mundial. El acceso de las personas a las TIC en el mundo en vías de desarrollo continúa siendo marginal, lo que resulta en su exclusión del sistema global emergente construido en torno de la información y el conocimiento. En el campo de las TIC, el trabajo muestra una alta segregación sexual. Las mujeres ocupan, en mayoría desproporcionada, los puestos peor pagados y menos seguros en esta industria.
Al dedicarse al teletrabajo desde sus hogares u oficinas virtuales, las mujeres corren el riesgo de que sus ocupaciones laborales también queden invisibilizadas tal como ha sucedido históricamente con las tareas domésticas, y vean cercenados sus derechos como trabajadoras, con pagas mínimas, pocas posibilidades de desarrollo y mejora en su oficio o profesión y ninguna seguridad social o de salud.
Debido al cumplimiento de dobles y triples roles en su hogar y en su familia, las mujeres no encuentran muchas oportunidades para actualizar sus conocimientos, y por lo tanto se convierten pronto en trabajadoras "obsoletas" para la industria de las TIC. Las mujeres mayores que han trabajado en este campo durante muchos años, en particular, corren el riesgo de perder sus puestos en manos de trabajadores más jóvenes que tienen conocimiento y habilidades en TIC de última generación.

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